ANTONIO RIPOLL SAUVALLE (1881-1909), El capitán de la mano de plata

"Siendo herido gravemente en el pecho al avanzar, sin que por eso detuviera su marcha al frente de la tropa..."

Soldado español que luchó con valor en la primera linea de batalla con una mano metálica. Esta es la alucinante historia real de Antonio Ripoll Sauvalle, el capitán de la mano de plata.

Por increíble que parezca una vez más, no hay que irse a las series televisivas de moda para ver a un soldado luchar con una mano de plata. No sabemos si estos personajes de ficción están basados en alguna referencia bélica real, pero lo que sí que sabemos es que hubo un héroe español no muy conocido que antes de quedarse manco en la reserva.

Antonio Ripoll Sauvalle, el Capitán de la mano de plata.

Antonio Ripoll Sauvalle nació en Cartagena (Murcia) el 22 de Enero de 1881. Hijo de Luis Ripoll y Palau, Teniente Coronel de Artillería de la Armada, y de Micaela Sauvalle Gil de Aballe, ingresó en la Academia de Infantería de Toledo de donde salió Teniente Segundo, a los 15 años, con destino al Regimiento de Infantería España de guarnición en Cartagena. 

En Noviembre de 1897, a petición propia, marcha a Filipinas a bordo del vapor Leon XIII llegando a su capital Manila el 5 de Diciembre. En Filipinas participó en operaciones contra los insurrectos. A principios de agosto del año siguiente fue ascendido a primer teniente por méritos de guerra, por su destacada actuación durante los combates del sitio de Manila. El día 13 del mismo mes, al replegarse sobre la Plaza, fue herido de bala en las piernas y en la muñeca izquierda, con fractura de cúbito y radio, por lo que se le tuvo que amputar el antebrazo por su tercio medio. Ripoll tiene 17 años y su carrera militar parece llegar a su fin sin apenas haber comenzado. 

Regresa a la Península como inválido, con el empleo de capitán conseguido también por méritos de guerra. Al poner pie en Madrid rechaza ser un mutilado de guerra. Pide una audiencia con real y consigue reunirse con la reina regente Doña Maria Cristina. Esta no solo accede a la demanda de Ripoll si no que ordena que le sea fabricado un brazo ortopédico de aluminio. Un brazo enguantado que llevara siempre y por el que sera conocido como el "Capitan de la mano de plata".

María Cristina, Reina consorte de España.

En 1909, cuando comienza la Guerra de Melilla, a petición propia de nuevo, es destinado a Melilla, al Batallón de Figueras. La Guerra de Melilla es un conflicto que enfrentó a las tropas españolas con las Kabilas rifeñas, entre los meses de julio y diciembre de 1909, en las proximidades de la ciudad. Por el Tratado de 1904 firmado con Francia, España tenía vía libre para la penetración colonial en Marruecos. Una aspiración muy deseada por el Gobierno y el Ejército español como compensación a la pérdida de los restos del imperio 6 años antes.  El 30 del mismo mes, se realiza una operación de reconocimiento desde Zeluan hasta el Zoco el Jemis de la Kabila de Beni- Bu- Ifrur, en la  zona minera de la falda norte del Macizo del Gurugu.


La acción se ejecuta por una columna  formada por tropas de la 1ª División al mando del general Díaz Vicario. En un duro enfrentamiento con el enemigo, este consigue paralizar el avance después de causar cerca de 300 bajas, con 40 muertos entre ellos el propio general al mando. Con el apoyo de la caballería se ordena el repliegue escalonado de las fuerzas actuantes. La compañía de Ripoll queda la última para retirarse. Recibe mucho fuego desde una casa situada en lo alto de una loma. Ripoll al mando decide desalojar al enemigo de la casa, por lo que ordena a su compañía, la 4ª del Batallón de Figueras, desplegar, armar la bayoneta y que le siga. Siendo herido gravemente en el pecho al avanzar, sin que por eso detuviera su marcha al frente de la tropa, animándola con tal ejemplo y valor, que llegó a la temeridad de arrojarse solo sobre un grupo de moros parapetados en unas chumberas, a los que ahuyentó con tan atónita acción, cayendo muerto al poco tiempo a consecuencia de otros dos balazos que recibió en el vientre y la cabeza.

Soldados durante la guerra de Melilla.

Nuestro héroe cae yerto en el campo de batalla a los 28 años de edad. Cuando el cadáver del capitán Ripoll pudo ser encontrado quince días después de su muerte, le había desaparecido la mano de aluminio, que sería recuperada dos días después. Su Majestad Alfonso XIII se interesó por la recuperación del cadáver, que fue trasladado desde Zeluán a Melilla para ser enterrado en el Panteón de Héroes. En premio a tan heroica actuación recibió el empleo de comandante por méritos de guerra y la Cruz de San Fernando de 2.ª Clase, Laureada, por Real Orden de 7 de junio de 1911.

Mano de metal original donada al museo militar de Valencia por la familia Ripoll.

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