La guerra italiana de 1551-1559 comenzó cuando Enrique II de Francia, que había sucedido a Francisco I al trono, declaró la guerra al emperador Carlos V con la intención de reconquistar Italia y asegurar la hegemonía francesa en los asuntos europeos.
La victoria española en San Quintín en agosto de 1557 y en la Batalla de Gravelinas al año siguiente, significó la retirada de los franceses en Italia, el Papa quedó solo ante el ejército español y la paz con el Papa fue alcanzada en septiembre de 1557. La paz con Francia vino con Cateau-Cambresis, en la que el rey Enrique II de Francia renunció a sus reivindicaciones italianas, se confirmó la soberanía de Nápoles y Milán al rey Felipe II de España, se ratificó la posesión de Parma y Piacenza a Farnesio, Siena a Médici, y la restauración de gran parte de las posesiones de la Casa de Saboya. Los territorios de la Casa de Saboya, dada su posición geográfica, fueron el principal escenario italiano de guerra entre franceses e imperiales desde 1535, de ahí las protestas del duque de Saboya ante las dietas imperiales. El duque Manuel Filiberto de Saboya se puso al servicio de los españoles, contribuyendo a la victoria de San Quintín, con lo que en la paz de Cateau-Cambrésis obtuvo casi la restauración del territorio de su padre Carlos III antes de las guerras. En definitiva, el tratado de Cateau-Cambrésis entre Francia y España, confirmó la era de la supremacía española sobre Italia.
A veces nos maravillamos de lo ajeno cuando en nuestra historia tenemos las más grandes hazañas "jamás" contadas. De esto trata nuestra web, de esas batallas y héroes que a lo largo de nuestra vieja historia han llevado el honor y la gloria hasta cotas inimaginables a lo largo y ancho del mundo. Han luchado por lo que creían sin mirar atrás. Hoy más que nunca, es necesario saber quienes fuimos y como hemos llegado a nuestro tiempo. Es la hora de plantar cara a la leyenda negra española, la hispanofobia y los complejos...
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