LOPE DE AGUIRRE (entre 1511 y 1514 - 1561), EL LOCO, EL TIRANO.

"No es justo que quien ha dado la muerte a tantos caballeros y gente noble, sin confesión, la pida, ni se le otorgue"

Probablemente uno de los personajes mas atroces de la historia de España. Cegado por la búsqueda de "El Dorado" intentó independizar América del Imperio español asesinando y saqueando todo a su paso.


Lope de Aguirre, apodado el Loco pinto, el Tirano o el Peregrino,​ fue un explorador español y conquistador de Sudamérica que protagonizó un episodio de cruentos asesinatos selectivos para erigirse en líder de una expedición en la búsqueda de El Dorado y, a su vez, acaudilló una rebelión contra la monarquía española lo que le costaría un trágico final.

Según algunas fuentes, Aguirre nació entre 1511 y 1515 en el Valle de Araoz del Señorío de Oñate,​ entonces perteneciente al Reino de Castilla. Cuando Francisco Pizarro volvió de Perú con las noticias de los fabulosos tesoros, Aguirre, entonces de 21 años, se encontraba en Sevilla. Las noticias de las grandes cantidades de oro lo animaron a alistarse en una expedición de 250 hombres, bajo el mando de Rodrigo Buran. 

Blasonaba de hidalgo, aunque no hay certeza de que lo fuera. No se sabe la fecha de su paso a las Indias. Es posible que fuera en marzo de 1539. En el Nuevo Mundo no encontró colocación en ninguna empresa descubridora y, para ganarse la vida, se dedicó a “domar potros ajenos".  

Finalmente pudo sentar plaza en la hueste del capitán Diego de Rojas, que partía a la conquista de los Chunchos, comenzando en 1540. Esta “entrada” fue un terrible fracaso y Lope de Aguirre pudo sentirse bien pagado con haber salvado la vida. Posteriormente fue soldado de Perálvarez Holguín cuando este conquistador del Perú reunía gente para ponerla a las órdenes del gobernador Cristóbal Vaca de Castro que en la batalla de Chupas derrotó a los hombres de Diego de Almagro, el Mozo.

Se enroló junto con Cristóbal Vaca de Castro y en 1538 participó entre otras en la Batalla de las Salinas. En 1544 estaba del lado del primer virrey del Perú, Blasco Núñez Vela, que llegó de España con órdenes de implantar las Leyes Nuevas, acabar con las encomiendas y liberar a los nativos. A los conquistadores que ya estaban en Perú no les gustaron estas leyes, que les prohibían explotar a los indios. Esto llevó a que Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal organizaran un ejército con la intención de suprimir estas leyes y derrotaron a Núñez en 1544. Lope de Aguirre, sin embargo, tomó parte en el complot de Melchor Verdugo para liberar al virrey y así se enfrentó a Gonzalo Pizarro. Después de que este intento fracasara, escapó de Lima a Cajamarca y comenzó a reclutar hombres para ayudar al virrey.

Captura de la ciudad del Cuzco por los almagristas

La resistencia del virrey a Gonzalo Pizarro y su ayudante Francisco de Carvajal, conocido como El Demonio de los Andes, duró dos años. Finalmente, fue derrotado en Iñaquito el 18 de enero de 1546. Melchor Verdugo y Lope de Aguirre huyeron a Nicaragua embarcando en Trujillo con 33 hombres.

En 1551, Lope de Aguirre volvió a su Potosí (entonces parte de Virreinato del Perú). El juez Francisco de Esquivel lo arrestó, acusándolo de haber infringido las leyes de protección de los indios. El juez no tuvo en cuenta las razones de Aguirre y su defensa, que argumentaba que era hidalgo de buena familia, y fue sentenciado a ser azotado públicamente. Con su orgullo herido, Aguirre esperó hasta el final del mandato del juez. Temeroso de la venganza de Aguirre, el juez se escondía y cambiaba de residencia constantemente. Aguirre lo persiguió a Quito y después, de vuelta, a Cuzco. Cuenta la leyenda que Aguirre persiguió a Esquivel a pie durante tres años y cuatro meses, durante los que recorrió unos 6000 km. Finalmente, Aguirre consumó su venganza en la biblioteca de la mansión del magistrado en Cuzco. Aguirre fue condenado a muerte por este asesinato; sin embargo, huye y logra refugiarse en Tucumán. Fue perdonado en 1554 por Alonso de Alvarado, que reclutaba tropas para combatir al encomendero rebelde Francisco Hernández Girón.



Lope de Aguirre se alistó en el ejército leal comandado por el mariscal Alonso de Alvarado. Éste se enfrentó con los gironistas en Chuquinga, donde fue derrotado. En dicho encuentro Lope de Aguirre fue herido por un tiro de arcabuz en la pierna derecha. Pese a los cuidados que se le prodigaron ya no pudo caminar normalmente, sino con una inocultable cojera. Esta secuela, que lo acompañó hasta la muerte, terminaría por dar una imagen definitiva de Lope de Aguirre. "Era de pequeña estatura, mal agestado, los ojos vivaces y, generalmente, inyectados de sangre. Sin duda le costaba caminar, pero su espíritu era tan fuerte que se sobreponía a sus dolores sin que nadie escuchara una sola queja".

Derrotado Francisco Hernández Girón, Lope de Aguirre fue uno de los miles de soldados vagabundos dispuestos a cualquier fechoría por un poco de dinero. Pronto se hizo tan conocido que “no cabía en ningún pueblo del Perú y de todos los más estaba desterrado”. Los propios soldados sin fortuna como él “no le sabían otro nombre que Aguirre el loco”. Esto acrecentó su pesimismo sobre los hombres. Conocía a todos, pero no confiaba en ninguno.

Lope de Aguirre según la película alemana "Aguirre, la cólera de Dios" de 1972

Con medio siglo de vida sobre su encorvada espalda, Lope de Aguirre emprendería su última y vesánica aventura con la que entró sangrientamente en la historia. En 1553, Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete y virrey del Perú, organizó una expedición o jornada cuyo destino era la tierra de Omagua y el mítico "El Dorado". La idea fundamental consistía en dar ocupación a más de dos mil soldados malcontentos y dispuestos a cualquier motín o alboroto. Al frente de la expedición estaba Pedro de Ursúa, joven y apuesto hidalgo que había prestado importantes servicios a la Corona en el Nuevo Reino de Granada y en Panamá.

Se armó un pequeño astillero en un lugar llamado Topesana, a la vera del río Huallaga. Hasta allí fueron llegando muchos hombres y, entre ellos, Lope de Aguirre, acompañado de una hija pequeña y mestiza llamada Elvira. Finalmente el 26 de septiembre de 1560 una heterogénea flotilla se puso en marcha. Pedro de Ursúa llevo consigo a la bella mestiza Inés de Atienza, a quien dedicó la mayoría de su tiempo dejando de lado sus obligaciones de conductor de la nutrida hueste. Esto tuvo como consecuencia que comenzaran las murmuraciones que, en poco tiempo, se convirtieron en francas críticas contra Ursúa. Entre sus mayores críticos estuvo Lope de Aguirre apelando constantemente a la violencia.

El 28 de octubre ya navegaban en el inmenso Amazonas. En este punto el descontento alcanzó sus cotas más altas. Lope de Aguirre había sido nombrado “tenedor de bienes de difuntos”, cargo de confianza, pero pese a ello era el que más agitaba el descontento. Conjurado con Fernando de Guzmán y varios compañeros mas, el 1 de enero de 1561 ingresaron en la tienda de Pedro de Ursúa y sin darle tiempo a defenderse lo mataron con una feroz estocada en el pecho. Lope de Aguirre incitó a los presentes para que también hundieran espadas y dagas en el cadáver de Ursúa para quedar definitivamente comprometidos en el crimen.

Pedro de Ursúa, adelantado y conquistador español

Luego, los conjurados llamaron a una junta donde se repartieron los cargos de mando. Capitán general fue nombrado el hidalgo Fernando de Guzmán, lugarteniente, Juan Alonso de Bandera, Lope de Aguirre, sin duda el autor intelectual del gravísimo delito, maestre de campo. Acto seguido se trató de justificar la muerte de Ursúa por medio de un documento que se enviaría al Rey. Lope de Aguirre escuchaba estas razones con desdén. Sabía que había ido demasiado lejos; para ellos no habría perdón.

El propio Lope de Aguirre se había puesto el remoquete de “traidor” y, en efecto, eso sería hasta su desastrada muerte. levantaron su campamento y aportaron a un punto al que pusieron por nombre “Pueblo de los Bergantines”, donde se detuvieron para construir dos barcos. Allí permanecieron entre el 7 de enero y el 30 de marzo de 1561. En este lapso Lope de Aguirre mató a Juan de la Bandera y proclamó príncipe a Fernando de Guzmán, un verdadero títere en manos de Aguirre. Allí éste, el verdadero jefe de la empresa, dio a conocer su plan de acción. Seguirían navegando por el Amazonas hasta salir al mar y luego apostarían a Tierra firme para pasar al Mar del Sur, u Oceáno Pacífico. En este lugar harían una gran armada para retornar al Perú que sería convertido en un "reino marañón". ¿Cómo podía Lope de Aguirre cautivar a la mayoría de sus hombres? Obviamente con el terror, pero debió tener una elocuencia muy especial.

Lope de Aguirre ordenó continuar la navegación hasta que el 8 de abril llegaron al que se llamaría “Pueblo de la Matanza”, pues allí Aguirre mató al “príncipe” Fernando de Guzmán, a Lorenzo de Zalduendo y a la bella y codiciada Inés de Atienza. Todo indica que hubo otros muertos que no registran las crónicas. El 25 de mayo tornaron a navegar. Lope de Aguirre actuaba como un poseso, casi no dormía, siempre estaba armado y la menor cosa era causa suficiente para mandar ejecutar a uno o más desdichados.


En julio de 1561 tomó la isla de Margarita, donde hizo saber a sus habitantes que portaba un cuantioso tesoro de los incas y aquellos, incluyendo el gobernador don Juan Villadrando, codiciosos, cayeron en el engaño. Aguirre hizo presos al gobernador y a miembros del Cabildo. Después se apoderó a sangre y fuego de La Asunción y pueblos vecinos. Enteradas las autoridades de tierra firme, enviaron a Francisco Fajardo a combatirlo. Antes de abandonar Margarita mató a garrote al gobernador y a 50 vecinos.  Fue en esta coyuntura donde Lope de Aguirre escribió su famosa carta al rey Felipe II, en el tono más insolente y declarando que tanto él como los “marañones” se habían desnaturalizado de España firmando como El Peregrino y el Príncipe de la Libertad:

”Mira, mira, rey español, que no seas cruel a tus vasallos, ni ingrato, pues estando tu padre y tú en los reinos de Castilla sin ninguna zozobra, te han dado tus vasallos, a costa de su sangre y hacienda, tantos reinos y señoríos como en estas partes tienes. Y mira, rey y señor, que no puedes llevar con título de rey justo ningún interés de estas partes donde no aventuraste nada, sin que primero los que en ello han trabajado sean gratificados.”

Era el comienzo del fin de la loca y sangrienta aventura. El 29 de agosto de 1561, abandonó la isla de Margarita con rumbo a Borburata en tierra firme, donde su abierta rebelión contra la monarquía española cambió de curso. Borburata fue víctima también del saqueo de Aguirre y sus “marañones”. En su intento de tomar Venezuela ocupó Nueva Valencia del Rey provocando la huida de los vecinos llenos de pánico a los montes mientras que otros se refugiaron en las islas del lago Tacarigua. El conquistador Juan Rodríguez Suárez le sale al encuentro con cuatro soldados más para emboscarlos y terminar con los insurrectos, pero los indios que le seguían los pasos los cercan y después de tres días de lucha, daban muerte a Rodríguez Suárez y a sus acompañantes.

Atravesando la serranía de Nirgua, Aguirre cayó sobre Barquisimeto. Alertadas por Pedro Alonso Galeas, un desertor de la expedición, tropas españolas acantonadas en Mérida, Trujillo y El Tocuyo bajo el mando del mítico maestre de campo Diego García de Paredes y Hernando Cerrada Marín se dirigen a Barquisimeto para detenerlo y ajusticiarlo. Viéndose perdido y de que ninguna manera podría escapar  con un despecho más atroz y cruel tirano que jamás hasta él se vio, se fue para su única y hermosa hija, echando mano a un puñal que traía en la cinta, diciendo: ‘Hija mía, muy amada, bien pensé yo casarte y verte gran señora; no lo han querido mis pecados y gran soberbia, siéndome la fortuna tan contraria como has visto en esta batalla donde todos se pasan al rey y me van dejando solo. Confiésate, hija mía, con Dios, y ponte bien con él, que no es justo que quedes en el mundo para que ningún bellaco goce de tu beldad y hermosura, ni te baldone llamándote hija del traidor Lope de Aguirre’. La triste doncella se le hincó de rodillas, derramando muchas lágrimas y Aguirre comenzó a dar a su hija muchas puñaladas, con que la dejó muerta. 

Escena donde Lope de Aguirre apuñala a su hija

A este tiempo llegó el capitán Diego García de Paredes a tiro de arcabuz de donde estaba el tirano Lope de Aguirre, y habiéndolo descubierto, como le viese tan solo, preguntó si era Lope de Aguirre, el cual respondió: ‘Si soy, por mis pecados; confieso que debo la cabeza al rey a quien tanto he deservido. Lo que, señor Diego García, os suplico es que, pues me tenéis en vuestro poder y sois caballero, no me mateis sin confesión, para me pueda arrepentir y pedir a Dios perdón de mis pecados’. Respondióle Diego García con una crueldad extraña: ‘No es justo que quien ha dado la muerte a tantos caballeros y gente noble, sin confesión, la pida, ni se le otorgue’

Finalmente, dos de los marañones le apuntaron con sus arcabuces; uno de ellos disparó, pero solo consiguió rozarlo, causando la mofa de Aguirre. El otro marañón sí acertó, matándolo en el acto. Saltó luego sobre él un soldado, llamado Custodio Hernández, y por orden de García de Paredes, le cortó la cabeza, y sacándola de los cabellos, que los tenía largos, se fue con ella a ofrecerla al maestre de campo, pretendiendo ganar indulgencias con él. Su cuerpo fue descuartizado y sus restos fueron comidos por los perros con la excepción de su cabeza, que fue enjaulada y expuesta como escarmiento en El Tocuyo, sus manos mutiladas fueron llevadas a Trujillo y Valencia. En un juicio de residencia post mortem realizado en El Tocuyo fue declarado culpable del delito de lesa majestad . En Mérida y El Tocuyo varios de sus marañones fueron llevados a juicio, declarados culpables de los crímenes cometidos y sentenciados a muerte por descuartizamiento.

Publicar un comentario

0 Comentarios

EVOLUCIÓN DEL IMPERIO ESPAÑOL

EVOLUCIÓN DEL IMPERIO ESPAÑOL